Él hablaba de una "felicidad razonable", que era a lo que podíamos aspirar. A la periodista le parecía deprimente el término (paradójico, dado que era el subtítulo del libro llamado "Adiós a la depresión"). A mí me parecía bastante sensato.. felicidad razonable...
Y es que creo que es un poco iluso aspirar a la felicidad plena, al menos en esta vida, porque siempre van a haber situaciones que nos compliquen en cierto grado la existencia.
Y como siempre que uno presta atención a un tema comienzan a salir otras señales, en la mañana leía la columna de Patricia Mey en la Revista del Sábado, que tocaba el mismo tema, pero desde otra perspectiva.
Nunca me han gustado mucho las columnas de ella, principalmente porque me superan... las leo y las encuentro cursis y obvias, pero eso es porque soy incapaz de asimilar la profundidad de las palabras. Es como cuando te dicen "El amor es lo más importante" y uno lo encuentra cliché, pero en verdad no está siendo capaz de tomarle el peso a tamaña afirmación.
En fin, retomo.
La cosa es que hoy la columna me gustó, porque igual que el siquiatra, hablaba de que la felicidad no es algo exógeno, sino una interpretación de la realidad que cada uno de nosotros hace. Cosa que puede sonar obvia, pero no lo es.
Soy una convencida de que quienes andan por la vida viendo todo gris, poniendo su atención en todo lo que está mal, quejándose por una y por otra cosa, están condenados a no ser felices nunca, ni si quiera "razonablemete" felices. Y eso que lo pueden tener todo para ser felices!!.
¿Y saben qué? me carga la gente así. Me agoto escuchando a las personas que lo ven todo mal. Son contagiosas!!. Yo nunca quiero ser así. Sé que algunos piensan que me voy al otro extremo, que siempre le ando viendo la parte feliz a la vida, al punto de disociarme de la realidad. Una vez alguien me dijo "Me carga que andes siempre tan feliz, siempre sonriendo"... bah!
Yo creo que no disocio, aunque a veces pueda parecerlo. Yo creo ser consciente de lo bueno y lo malo (aunque dada mi realidad, hay mucho de lo malo que ni si quiera conozco). Pero ELIJO transmitir las cosas positivas. ELIJO abrir la boca para decir más cosas buenas que malas. Porque sí la negatividad es contagiosa, estoy segura que el positivismo también.
Y hago una invitación a quienes hayan tenido la paciencia de leer este post, de sumarse a una cruzada de energía positiva. Es hora de concentrarnos en lo bueno para mejorar lo malo!!. Es tiempo de contagiar alegría!!...