domingo, mayo 6

FILTRO


En estos días me cuestiono el tema del filtro que uno debe (¿o no?) tener cada vez que habla. Sobre todo en el ámbito del trabajo.

Sucede que últimamente me he visto enredada en una serie de discusiones, provocadas básicamente por la incapacidad que tengo para no dar mi opinión. Sencillamente no puedo dejar de decir lo que pienso cuando me parece que las cosas no se están haciendo de la manera correcta.

Rodrigo me consolaba diciendo que yo no soy de esas personas del tipo desubicada, onda decir las cosas cuando no vienen al caso o decirlas de forma agresiva o irrespetuosa.

Sí, es verdad. De todas formas me pasa que después de discutir me pregunto si realmente valía la pena. Por eso digo que sobre todo en el ámbito del trabajo. Porque cuando las cosas son personales, siempre vale la pena, pero en el trabajo ¿para qué meterse en camisas de once varas si todo podría ser más fácil si me quedara bien callada no más?

Y cuando digo que voy a asumir esa filosofía, sas!, me encuentro de nuevo defendiendo puntos de vista. Odioso...

Es la maldita personalidad de uno. He estado repasando los temas del enneagrama, porque últimamente me siento un poco presa de mis compulsiones. Pero ese es otro tema.

En fin. En todo caso el otro día nos juntamos con los chicos de Despertar, hace miles de años que no lo hacíamos. Lo pasé muy bien :)

Y ahí me di cuenta de que no soy la única que NO PUEDE EVITAR defender sus puntos de vista y que incluso es sano hacerlo. Me consuela... ¿será una más de las deformaciones de la Escuela?. Aunuqe mal de mucho consuelo de tontos (eso le dije una vez a mi jefe... ¿ven que hablo más de la cuenta?).

Ya, estoy divagando... adiós.

4 comentarios:

Francisca González Celis dijo...

Angelita, por lo menos en mi siempre tendras un apoyo en este tema.... ya sabes cuál es mi filosofía con cariño y respeto se puede decir todo!:D

Cristian Segura L. dijo...

Somos millones a los que nos pasa lo mismo. Aunque hay veces en que las cosas hay que decirlas no más, no quedan más opciones. Además a veces de las conversaciones que salen de estos desacuerdos se logran solucionar problemas ...
Suerte
Cristian

Angela Ulloa dijo...

Sip, ya me convencí, tendré que vivir la vida haciéndome cargo de las consecuencias de lo que digo.

Ayer vino un amigo abogado a la oficina y convérsabamos este tema. Él me dijo: los pensamientos, mientras no los dices, son tuyos. Una vez que las dices ya no te pertenecen.

El juego es saber cuándo se puede regalar esas palabras a los demás. Y para gente como yo, que dice más de la cuenta, no queda otra que apechugar y asumir las consecuencias.

Despitada dijo...

Bueno Angela... el día que escribiste este post, yo había tenido un problema laboral... y estaba en la disyuntiva de si decir o no las cosas... siempre la tengo... cuándo generar problemas o solucionarlos con una discusión... bueno, no hice nada... pero no pude, al día siguiente enfrente igual la situación y finalmente es mejor, más transparentes y al mundo hay que enseñarle que las discusiones son buenas y sanas, más que negativas... lamentablemente es nadar un poco contra la corriente, pero me siento mejor diciendo las cosas.

Mil cariños!!!